“Este pasado día 8 de mayo, en cuanto se nos informó de que había ya fumata blanca, todos nos sentimos impelidos a dejar lo que estábamos haciendo para esperar expectantes ante la pantalla la aparición del nuevo papa. Y la expectación no se vio frustrada, pues asistimos a un acontecimiento que nos llenó de esperanza. La figura de Robert Francis Prevost no nos ha dejado indiferentes: ni la emoción y el nerviosismo contenido que observamos en él; ni las palabras de paz que transmitió, que fue el mensaje más consistente que comunicó a todo el mundo; ni su alusión directa a la sinodalidad; ni su referencia a quienes más sufren; ni su recuerdo de la figura del papa Francisco; ni las palabras que dirigió en español a su diócesis peruana, como un guiño a su vocación misionera y un deseo de volcarse en los pueblos más necesitados; ni la adopción del nombre de León XIV, tendiendo así una conexión al papa social de la Rerum novarum… Nada nos dejó indiferentes.
A partir de ese mensaje, creo que todos nos hemos sentido cercanos a la figura del nuevo papa. Acogemos con especial satisfacción lo que nos han enviado las personas que han tratado con él, dentro de su propia institución, que nos lo revelan como un hombre accesible y muy humano. Y destacamos muy especialmente que para los lasalianos, Robert F. Prevost no es un desconocido: participó en el Capítulo de 2014, hablando a todos los capitulares, y quienes le trataron entonces descubrieron en él una persona cercana, sencilla, profunda, comprometida con los problemas del mundo y de la Iglesia; el H. Álvaro Rodríguez disfrutó de su amistad y de su apoyo en la época en la que fue Presidente de la Unión de Superiores Generales. Y nos hemos sentido en sintonía profunda con su mensaje de apertura y de continuidad con el episcopado del papa Francisco.
Reafirmamos en este momento, en comunión con el sentimiento original de nuestro Fundador, nuestra pertenencia a la Iglesia y nos sentimos unidos en la acogida al papa León XIV y en la oración por él. Damos gracias por su elección y pedimos que desde el primer momento todo lo que vaya soñando y realizando esté animado por el soplo del Espíritu y que los pasos que el papa Francisco inició encuentren en él una sólida consolidación”.
